Un delgado hilo de locura
se desprende de mi cuerpo
y busca, ansioso,
el sutil aroma de tu pelo.
Besa como besan mis manos,
acariciando el fondo de tus sueños.
Un delgado hilo de locura
se escapó de mi cuerpo,
y hoy duerme en tu regazo,
sonriente,
y se funde,
crujiente,
en el fino velo de su ocaso.
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