En la blanda entrega de tu cuerpo
asoma el destello de un deseo nuevo.
En el jugo prohibido de tus besos
se enciende mi carne,
extirpando su anhelo.
No preguntes a la mañana
si ha llevado la noche a otra parte;
muere conmigo,
ahora,
abrazando el suave contorno
de este instante.
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