Hoy anhelo ser dueño de la brisa como errante pluma sin destino, que vive su instante como única verdad.
Aquí, en mi pecho, algo fluye con la fuerza de mil bestias aladas, de decenas de guerreros marchando a la muerte -como a la vida.
Hoy no me busques más con tus ojos; sólo hallarás un cuerpo viejo o quizás cientos de despojos. Adivíname sutil en el aire y vendré gustoso hacia tu piel, ignoto, transfigurado, como un aroma inefable.
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